domingo, 19 de septiembre de 2010

Helados orientales

La  decadencia de los mercados tradicionales a causa de la rápida propagación de plazas comerciales y supermercados no es un fenómeno nuevo en nuestra sociedad, sin embargo, hace poco esa realidad se me reveló de forma sutil pero apabullante:

Uno de esas tardes-noches en que la gula hace de las suyas, provocando que mi hermano y yo salgamos en busca de golosinas, decidimos ir por un helado, con la sorpresa de que no pudimos comprarlo en la heladería a la que siempre vamos, pues ahora se transformó en una jarciería... intuyo que fue a causa de la disminución de ventas ya que en la zona recientemente inauguraron una plaza comercial, que cuenta con más de una heladería en servicio.

A pesar de este inconveniente, nuestro antojo no podía esperar y terminamos en la plaza, entramos a una de las heladerías cuya peculiaridad es que tú mismo puedes servirte el helado, primero eliges el tamaño de tu recipiente, después colocas la cantidad de helado que desees, de los sabores que prefieras, además tienes la posibilidad de añadir todo tipo de frutas como guarnición, al final pones tu helado en una báscula y te cobran de acuerdo a los gramos que pese tu fabulosa creación.

Hasta ese momento, la experiencia parecía divertida... al acercarnos a la caja descubrimos que eramos los últimos clientes del día pues observamos al cajero apresurado realizando las cuentas de las ventas, a su lado se encontraba una chica a quien no le presté mucha atención en el momento de entrar a la tienda, pensé que era otra cliente, pero...debo confesar que, una vez que me dí cuenta que esa adolescente de escasos 16 años quien jugaba con actitud de impaciencia con el iphone que llevaba en la mano y que poseía rasgos orientales, era la persona que esperaba al preocupado cajero para recibir las ganancias de la heladería, me causó gran impresión, no es que no supiera que ese tipo de situaciones se presentaran cotidianamente, pero no me había tocado vivirlas de manera tan cercana.

En fin, terminé pagando alrededor de sesenta pesos por un helado que pesó poco más de 300 gramos, aunque al tiempo que degustaba aquél helado no dejaba de pensar que semanas antes me encontraba comiendo un helado de zarzamora con queso en barquillo de galleta tostada, es verdad, no light, pero sí con un costo mucho menor  del que ingería en ese momento, igual de rico y con un mayor significado porque lo elaboraba uno de mis vecinos...

1 comentario:

  1. No hay como los helados artesanales, con sabor de casa, como en los tiempos pasados que no volveran.
    Y que bueno es encontrar helados clásicos, helados exóticos de frutas poco conocidas como el camucamu, el aguaje, el taperiva, caimito, etc.
    Yo encontré una heladería en Perú,por siaca les paso el dato www.guayos.org

    ResponderEliminar