Existen muchas personas que creen en el destino, y otras que que sólo conciben la idea de causalidad, es decir, que todo tiene una explicación lógica y coherente. Por mi parte, mis prejuicios racionales me obligan a declararme parte del segundo grupo, y la mayor parte del tiempo es así, asumo que el futuro está en construcción, lo concibo como resultado de las acciones presentes y pasadas.
Sin embargo, debo confesar que ante la incertidumbre del futuro, en ocasiones he hecho uso del destino para tomar ciertas decisiones, es verdad, no han sido decisiones trascendentales de vida, pero sí he aplicado esta alternativa en algunos casos, así, por ejemplo, decidir entre un lugar u otro para salir el fin de semana cuando ambos lugares parecen ser igual de prometedores, ha sido una elección producto de un volado.
Incluso, he llegado a plantear algunas hipótesis absurdas: hace unos días me encontraba viajando en la línea dos del metro, leía un par de copias para alguna de mis clases, pero al mismo tiempo me encontraba en el dilema de mandar (o no) un mensaje a un amigo con el que me encuentro un poco indignada (yo y mis dramas...risa), pero después de analizar las ventajas o desventajas de mandar el mensaje, la decisión seguía siendo complicada, así que me dije: si antes de llegar a Hidalgo termino de leer este capítulo le mandaré el mensaje... lo que pasó fue: llegue a Hidalgo y me tenía que bajar, me faltaron dos cuartillas para terminar el capítulo, en consecuencia, no hubo mensaje para mi amigo...jaja.
En fin, lo anterior comprueba que ante la incapacidad del ser humano de encontrar explicaciones racionales a los acontecimientos, siempre quedará la opción de recurrir al destino....pero como me lo dijo una de las galletas de la suerte de facebook: "No busques en el destino ni un culpable ni un cómplice"........jeje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario